Terapia de pareja (1)
“La clave del éxito de una pareja estriba en considerar todas las catástrofes como meros incidentes, y a ningún incidente como una catástrofe”. (H. Nicholson)
O dicho de otra manera: No existen parejas sin problemas (la vida se encarga de ponerte piedras en el camino); existen parejas que no saben o pueden afrontarlos. De hecho, la primera norma de oro para una pareja es hablar de sus dificultades, aunque al parecer todos tendemos a lo contrario: A escondernos, a ver si con un poco de suerte las cosas se solucionan por sí mismas…
Las dificultades de la pareja no suelen comenzar de repente; el principio es insidioso y puede deberse a diversos factores. Pero en todos los casos es constante la falta de entendimiento. Pareciera que cada uno habla un lenguaje diferente, que “el otro” es un desconocido y no encontramos en él nada de lo que al comienzo nos enamoró.
Ese es un momento clave para la pareja: O ponen manos a la obra para recuperar lo que perdieron o el deterioro de la relación continuará. Es muy difícil superar la frustración de sentir que no recibimos del otro el afecto que necesitamos, y con frecuencia dejamos pasar el tiempo creyendo que todo se arreglará en cuanto pase “esta mala racha”. En esas circunstancias puede pensarse que la llegada de un hijo contribuirá a mejorar la situación. Sucede lo contrario: Ya es bastante difícil que se entiendan dos personas emocionalmente alejadas entre sí, y la llegada de un niño que requiere atención permanente termina por agotar la capacidad de acercamiento de los padres entre sí.
Finalmente -demasiado tarde, a veces- surge un detonante que obliga a la pareja a replantear su relación. Puede que lo intenten solos y tengan éxito; si es así superarán una situación difícil, y la experiencia será provechosa para las que puedan aparecer en el futuro. En caso contrario, la mejor salida no es “vamos a darnos un tiempo para pensarlo por separado”; esa separación suele terminar con la ruptura definitiva o con un reencuentro que no arregla nada porque nada ha cambiado.
Cuando la relación está bloqueada, es sensato pedir ayuda a un terapeuta de pareja.