Automedicación

Automedicación - Dr Esteve Barcelona
Automedicación - Dr Esteve Barcelona

Automedicación

“ ¿Automedicación? Yo lo tengo claro: Si me duele la cabeza, me meto un analgésico: Paracetamol, nolotil, ibuprofeno. Si se me obstruye la nariz un descongestionante. Cuando tenga ardor de estómago pediré en la farmacia omeprazol o un antiácido. En caso de estreñimiento un laxante o unas hierbas. Para las manchas rojas en las piernas me pondré la crema que le dio el pediatra al niño cuando tuvo urticaria. Usaré los mismos anticonceptivos que recetaron a mi prima y las mismas pastillas que mi compañero de oficina para dejar de fumar, le cogeré a mi marido de la mesilla de noche lo que toma para dormir; como he tenido fiebre utilizaré los restos del antibiótico que está en el cajón del cuarto de baño y me compraré ese jarabe tan bueno que anuncian en televisión para la tos.”

“La verdad es que me encuentro tan flojo que he empezado el complejo vitamínico con ginseng que compramos en un drugstore cuando estuvimos en Nueva York; lo tenemos todos los de la uni que fuimos al viaje y los que lo han tomado dicen que les da un montón de energía… Mi chica estaba de bajón porque la quedaron varias asignaturas y está con la hierba de San Juan y unos comprimidos de cúrcuma del herbolario para evitar la depresión. Menos mal que son productos naturales y no tienen la química de las pastillas de farmacia, eso sí que es veneno… No hay más que leerse los prospectos de los medicamentos: Que si notas algo raro se lo digas a tu médico, que te pueden dar sueño o insomnio, aumento o pérdida de peso, mareos, urticaria, vómitos, estreñimiento, diarrea, impotencia, que no puedes conducir ni tomarte unas cañas; vamos, que si te mueres es culpa tuya, ellos ya te han avisado que te podía pasar… cuantos menos medicamentos menos te envenenas, pienso yo.”

Automedicación - Dr Esteve Barcelona
Automedicación – Dr Esteve Barcelona

“Pues claro que me automedico, así no tengo que ir al médico ni hacerme pruebas que son un engorro y no  me hacen falta, no pierdo tiempo del trabajo ni de estar con la familia, y además es por cosas sencillas y de todos los días. Si tienes dudas basta con meterse en los foros de internet, que están llenos de gente con experiencia en saber lo que hacer en todos los casos. En las farmacias lo único que quieren es venderte lo más caro. Vivimos en la era cibernética, si podemos comprar billetes de avión con el móvil también podemos saber qué es lo mejor para nosotros. Y si pasa algo gordo, para eso están el Samur y las urgencias.”

“Mira que se lo dije al médico, que yo soy muy mayor, que todas las pastillas me hacen mucho efecto y que lo que me va bien es lo que llevo tomando toda la vida, desde que me lo mandó don Julio, que en paz descanse, para el verano hará los siete años que se murió… y el cardiólogo dale con la matraca, que si esta medicación ya es muy antigua, que ahora necesito otra cosa porque tengo la tensión muy alta… y qué sabrá él de mi tensión si me la toma todos los días Rosa, mi vecina, que ha sido enfermera, y siempre, siempre la tengo en doce ocho… total, que se ha empeñado en que me tome dos pastillas nuevas que una es carísima y es la que peor me sienta, con unos ardores que no te cuento y la otra me estriñe tanto que no consigo salir de mi cuerpo… así que ya le dije ayer a Rosa, que él se lo ha buscado; yo me vuelvo a mi pastilla de siempre, que el mejor médico de cada uno es uno mismo…”

“No te lo vas a creer: vengo de la farmacia, que  me he levantado hoy con un dolor de cabeza de órdago, un mareo que todo me da vueltas y casi me voy al suelo, con el estómago del revés, y les pido que me den algo, que así no puedo estar, ¡y me dice el farmacéutico que no me puede dar nada! Que él no sabe qué me pasa, que lo mismo no es nada que es algo grave y que me vaya a urgencias o a mi médico, ¡y no me ha querido dar nada, el muy cretino! Con la cantidad de años que llevo comprando en la misma farmacia… Luego se extrañan de que haya tanta automedicación… Claro que yo sé muy bien lo que tengo que hacer: ahora mismo me voy a casa, me meto dos pastillas de las de dormir y otras dos de paracetamol , me duermo y esta tarde me tienes como nueva.”

Son sólo cinco historias, cinco ejemplos de hoy. La ignorancia es muchas veces inconsciente, y en ese caso peligrosa por atrevida. La información y la educación sanitarias competen a médicos, farmacéuticos y personal de enfermería. Es un imperativo ético que obliga también a medios de comunicación, gobiernos y entidades sanitarias públicas y privadas. Que cada cual asuma su responsabilidad.

Dr. José María Esteve Barcelona