Terapia sexual

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Terapia sexual en la pareja.

Terapia sexual. Sé que el dinero y el sexo mueven el mundo, y creo que el último es sustituido eficazmente por el poder político, especialmente al envejecer. Hay algo enfermizo en la persecución del poder, tanto si es político como económico, pero especialmente cuando van de la mano (¿verdad, señor Trump?). Sin embargo, el sexo —como el hambre y el instinto de supervivencia— es una pulsión propia del ser humano, y de su buen funcionamiento dependen actitudes relevantes para las relaciones humanas. Por eso la demanda de terapia sexual crece en parejas de toda edad.

Si repasamos la sociedad y la cultura de los últimos cien años nos damos cuenta de la diversidad de criterios que han influido en la educación y las normas de conducta de hombres y mujeres. Ha primado la diferenciación del género sobre la esencia de lo humano. Aún hoy decimos que “las mujeres son” o “los hombres se comportan” de tal o cual manera. Y es cierto que en muchas ocasiones responde a una realidad constatada, pero ¿dónde está su origen?

Está claro que las diferencias biológicas de género son las que son, pero han sido extrapoladas de tal manera que vemos en el otro un “hombre” o una “mujer”, en lugar de otro ser humano.  Durante mucho tiempo se ha educado a los varones para ser firmes, rectos, duros —los hombres no lloran— , imponer su autoridad y la disciplina en el hogar, y a las mujeres para el mundo emocional, abnegadas y serviciales, pero “con mano izquierda” para doblegar sutilmente la voluntad del otro. Esto no es más que un ejemplo de los roles estereotipados que se ha obligado a asumir a varias generaciones, favoreciendo conductas que seguimos padeciendo hoy, como el maltrato de género.

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A esto debemos añadir la confusión que existe entre sexualidad y genitalidad. Lo primero es todo aquello que tiene que ver con el otro género. Una caricia en el cabello, pasar la mano por la cintura, un beso o un abrazo tras el trabajo son manifestaciones sexuales, imprescindibles porque cimentan la complicidad y permiten que la cercanía física sea cotidiana. La raíz de los problemas de relación sexual no está en la conducta de la pareja ante el coito. Es la mala relación personal lo que estorba una conducta sexual satisfactoria. Dicho de otra manera: es muy difícil que una pareja se entienda bien en la cama si no se entiende bien fuera de ella. Por eso casi todas aquellas que acuden a consulta tienen dificultades de esta índole, aunque muchas ni siquiera lo comentan. Es una buena señal: Se han dado cuenta de que hay que empezar por recuperar la armonía emocional; la consecuencia lógica es la revitalización de su vida sexual.

No recomendaría a nadie solicitar de entrada una terapia sexual. Si las cosas no van bien en ese sentido debe interpretarse como un síntoma, igual que la fiebre; hay que buscar por otro lado: la clave está en la relación.

Dr. José María Esteve Barcelona